Esta receta, de origen austríaco, la he descubierto gracias a «Leoletta» y sólo os puedo decir que son sencillamente…DELICIOSOS!
Leoletta usa la amasadora pero yo los he hecho a mano.
Ingredientes:
100 grs. de almendras molidas
280 grs. de harina de repostería
70 grs. de azúcar
200 grs. de mantequilla
Una pizca de sal
2 yemas de huevo
Unas gotas de esencia de vainilla ó las semillitas interiores de una vaina de vainilla
Otros:
5 sobres de azúcar vainillada ( Lidl)
Azúcar glass.
Instrucciones:
Poner la harina tamizada en un bol y añadirle la almendra molida, azúcar, sal y la mantequilla fría en trocitos.
Trabajarla con las manos un poco hasta formar «migas».
Hacer un hueco en el centro y poner la esencia de vainilla y las yemas.
Amasar con las manos pero no mucho, sólo para integrar los ingredientes y formar una bola de masa.
Envolverla en un film y dejar reposar en el frigo durante, al menos, 2 horas.
Sacar la masa del frigo (que estará muy dura) e ir cogiendo porciones.
Amasamos cada porción como si fuese plastilina y vamos formando unas barritas largas, de un dedo de grosor, de las que cortaremos pequeñas barritas de 5 cms. de largo.
Cada una de estas porciones les iremos dando forma de cuernecillos, presionando los extremos y arqueándolos por el centro ayudándonos de un dedo.
Los vamos colocando, uno al lado del otro, sobre una bandeja de horno forrada de papel, con estas cantidades salen dos bandejas:
Cuando estén, precalentamos el horno a 190 grados y horneamos durante unos 15 minutos.
Yo sólo la he tenido 13 minutos pues no debemos esperar a que se doren por la superficie. He hecho una prueba levantando una y comprobando que, por abajo, estaba dorada y las he retirado.
Mezclar en un bol abundante azúcar glass junto a los sobrecitos de azúcar vainillada y espolvorear sobre los cuernecillos estando aún calientes, cuidando que no se rompan.
Dejar enfriar antes de guardar en latas herméticas.
Hay que dejarlos reposar un par de días pero es imposible porque están deliciosos y se comen rápido.