Que diferencia abismal hay entre los guisantes congelados y los frescos! Este año hemos tenido la suerte que unos amigos nos han regalado guisantes frescos de su huerto, de una calidad excepcional y con el sabor «de los de antes».
Los hemos disfrutado en varias recetas, qué textura, qué sabor, merece la pena perder un ratito desgranándolos..
Ingredientes: (cantidades orientativas para 4 personas)
1/2 kilo de pollo limpio y troceado (muslos ó contramuslos deshuesados)
300 grs. de guisantes frescos (pesados ya desgranados)
1 zanahoria
Aceite de oliva virgen extra
Harina
Vino blanco
1 cebolla
3 dientes de ajos
1 hoja de laurel
Sal
Pimienta negra
Caldo ó agua con un cubito de concentrado de verduras
Instrucciones:
Ponemos un fondo de aceite en una cazuela amplia.
Salteamos las presas de pollo (sin pieles ni huesos) por todas sus caras, a fuego fuerte, junto a los ajos pelados y enteros y dados un golpe, y la hoja de laurel.
Cuando tenga un bonito color salpimentamos y retiramos, reservamos.
En ese aceite que queda sofreímos la cebolla muy picadita y la zanahoria cortada a cubitos, hasta que estén completamente pochadas.
Añadimos una cucharada de harina y dejamos tostar un poco.
Ponemos los guisantes y removemos un minuto.
Vertemos un buen chorro de vino y dejamos que evapore el alcohol
Salpimentamos el conjunto.
Vertemos caldo caliente hasta cubrir.
Introducimos el pollo reservado con los ajos y el laurel.
Dejamos a fuego lento y tapado hasta que estén tiernos los guisantes, aproximadamente unos 15 minutos.
Si vemos que queda caldoso, destapamos la cazuela, subimos el fuego y dejamos reducir la salsa.
Rectificamos de sal y acompañamos de puré de patatas con sofrito de ajos.
Yo he aprovechado que tengo las plantas de perejil en flor y he adornado el puré con una de ellas, tienen un sabor concentrado a perejil que es una delicia!