Normalmente suelo congelar el pan del día que me sobra ó preparo torrijas, picatostes ó pudin..etc.
Esta vez compré unos panecillos pequeñitos, no los usamos durante el fín de semana y se me olvidó congelarlos.
Se me ha ocurrido aprovecharlos haciendo biscottes. Me han quedado tan buenos que ya no pararé de hacerlos y así no tengo que comprarlos, como hacía habitualmente porque me chiflan.
Ingredientes:
Pan asentado..baguettes, panecillos, bollitos..etc
Intrucciones:
Cortamos el pan a nuestro gusto, eso sí que no sea demasiado fino porque no quedaría bien, lo ideal sería con el grosor de un dedo.
Lo colocamos, uno al lado del otro y un poco separados, sobre la rejilla del horno.
Ponemos la temperatura a 140-150 grados, arriba y abajo.
Los dejamos hasta que se empiece a tomar un poco de color.
Comprobamos que estén crujientes y no queden blandos por el centro.
Debemos conseguir que pierda la humedad y que adquiera un bonito color dorado, sin tostarse demasiado, a mí me tardó alrededor de 25 minutos.
Retirar y enfriar sobre otra rejilla que esté fría.
Una vez fríos los he metido en una bolsa de plástico y al frigo.
Se conservan perfectamente crujientes y mucho más ricos que los comprados, sin duda lo seguiré haciendo, la próxima vez en rebanadas.
Aunque , en la foto, los veáis blancos por el centro, están totalmente crujientes y riquísimos.